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domingo, 1 de enero de 2012

Westvleteren 8

MARCA: Westvleteren
MODELO: Westvleteren 8
ESTILO: Dubbel (8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Con la reseña de Achel Bruin que hicimos en el 2010 ya solo nos quedaba una marca trapista por comentar: la esquiva Westvleteren, elaborada desde 1838 por monjes cistercienses en la municipalidad belga de Vleteren. Debido a que solo se puede adquirir en la propia abadía y en cantidades limitadas no tenía esperanzas de ir a probarla a corto plazo salvo, pero por cortesía de Cervezas Especiales, a los que nuevamente quiero agradecer el detalle, pude compartirla con Asf en los últimos días de este año recién terminado.

La servimos con expectación puesto que no es poca la reputación que acompaña a esta cerveza, sin duda consecuencia de la alta calidad de la misma aunque estoy convencido que su escasa distribución también ha contribuido a alimentar la leyenda, y al hacerlo encontramos una cerveza turbia, de color marrón pardo, oscura, con una abundante crema que redujo su volumen a la tercera parte con rapidez. No había nada que llamase mi atención hasta que acerqué la copa para dar el primer sorbo, cuando me sentí invadido por un potentísimo aroma que rebosaba malta tostada y caramelo por doquier, bien cargado además de higos, ciruelas y frutos rojos, y agradables notas de nuez y azúcar moreno más secundarios, con un leve toque herbal. Pocas veces he encontrado perfumes tan exuberantes en una cerveza, yo creo que nos sorprendió a ambos... y eso que no era más que un anticipo de lo que nos esperaba.

En el sabor sigue la demostración de fuerza; malta, toffee y caramelo forman un núcleo compacto con las frutas maduras, acompañados de suaves rastros de cacao y frutos secos, mientras la suma de leves recuerdos de arándanos y un punto alcohólico le aportan un carácter algo vinoso. Probablemente la clave de esta cerveza es, además de la complejidad y el exquisito equilibrio, la integración: cada matiz forma parte de un todo ininterrumpido, el cuerpo completo no deja ni un resquicio para la vacilación y no queda más remedio que disfrutarla prestando toda tu atención. Ni siquiera en el regusto, tras un firme amargor herbal, baja el ritmo, si no fuera porque es imposible cualquiera diría que sigue en progresión ascendente. Sin duda alguna es una cerveza excepcional, pero por el momento me abstengo de intentar comprar las otras dos; en mi opinión, teniendo a dos euros Chimay o Rochefort, no merece la pena gastarse 5 veces más en estas. Eso sí, si por casualidad voy a Vleteren no perderé la oportunidad de llevarme tantas como los monjes me dejen.

NOTA: